Los días jamás vividos
Josué Vergara Alarcón
«¿Hasta cuándo? …» dijo Paulina en su monólogo mientras el público miraba estupefacto su acontecimiento, ella gritaba al aire que estaba harta de la sociedad que únicamente busca un cuerpo definido, una cara hermosa… luego se volvió para sí y entre los tejidos de su camiseta escondía su personalidad consumida por un conjunto de factores que no le hacían ser quien en realidad era. Buscó a alguien, necesitaba de alguien… ¿o no?, lo cierto es… nadie respondía a su cometido.
No existe ser que no quisiera que las cosas fueran de otro modo y, sin embargo, quedamos callados, dejamos de atender esas cosas que de verdad importan y luego de esto, gritamos estruendosamente sin que nadie que escuche, sin algún muro que pueda rebotar nuestra voz y redirigirla a nosotros para comprender aquello que no quisimos ver.
Constantemente lo intenta el hombre, y por alguna extraña razón se ahoga entre sus argumentos, siendo éstos una razón más por la cual levantar la guardia y continuar, seguir soñando, reconsiderar aquello que nos duele, nuestra humanidad que se pierde, nuestra memoria social que día a día se aminora.
MONDO… aquello que causa desconcierto entre la multitud, aquello que casualmente no está dentro de una cómoda sala con chimenea durante el invierno, sino, aquel anhelo que nuestro inconsciente busca encontrar, aquello que se pierde constantemente y que resulta un factor clave para un bienestar que a todos les corresponde ejercer, un ensordecedor canto melancólico que expresa nuestro descontento, ¡que sepan que estamos aquí!, ¡que no estamos felices por esto!, ¡que también nos duele su pérdida y jamás dejaríamos que fuera olvidado así como así!.
…Cántame una canción te lo ruego, algo que vaya lento y me haga querer quedarme dormido para después poder soñar, quizás algún ritmo que pueda justificar esta impotencia que me nace cada madrugada al escuchar el cañón sonar. Sálvame que las cenizas me consumen por dentro y no sé si lo soporte un día más… sin embargo, sólo soy polvo, ¿no es cierto? En ese caso, puedes soplar sobre mí y regarme sobre la arena, no importa, vivo por ti.
Cántame una canción, o mejor… que la cante ésta bocina mientras bailamos, no tiene que ser algo en específico, sólo dejemos que pase, no te intimides por el prejuicio de otros, busca dentro de ti, hazlo vibrar, que sus ondas se mezclen entre nuestros pasos, entre nuestra mente y se alivie con el corazón de forma misteriosa. Sabes que lo necesitas y yo… sé que deseo curarte, porque nadie se preocupa tanto por mi como lo haces tú. Te quiero cerca para luchar en tu nombre mientras tus cicatrices sanan. Y aunque hay miedo de por medio… aquí sigo amándote, cuidándote… buscándote.
Pienso en voz alta, y concluye el acto.
Nada es real, lo sé porque es medio día y la luna cree que pierdo mi tiempo, mi sol busca que las aves rían y revoloteen sobre mi acristalado cuerpo. Mi alma se vendió a alguien que jamás he conocido y rogar porque mis preguntas sean respondidas es tan sólo un capricho para otros…
Estoy tratando de volver a casa, no llores por favor, llevo algo de retraso es sólo eso. Mi mente ya se ha transformado en un artículo que se vende al mejor postor, y espero inútilmente auxilio puesto que mis brazos no me responden y por tanto es difícil lograr algo ahora.
…Me preparan para morir e ir al cielo, suena poético morir por un cometido en el cual jamás estuve presente…
Lo hago por ti, ¿es acaso que aún no te queda claro? No te quiero perder, que sangre la fe de tus cabellos… me duele hasta la piel. Dentro de mi hay algo de ti, pero cuando imprudente sientes mi actuar, poco es lo que puedo hacer.
Quizá si saco de mi alguna cosa que guardaste, al fin me quedé profundamente dormido y con un poco de suerte pueda estar en calma… ¡No!, ni pensarlo, así se des-construyan dos torres de la ciudad, aún habitará un conjunto de raciocinio, aún habrá vida en tu alma y en la mía.
Los días jamás vividos
Josué Vergara Alarcón, 13 de marzo
Fundación S.K.Y., A.C.
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