Crimen de honor

Posted by on Oct 9, 2017 in Producción adolescente | No Comments

Josué Vergara Alarcón

 

Es de noche, me encuentro dentro de la cama esperando a que el sueño aparezca, veo en dirección a la ventana del cuarto y un haz de luz provocado por un automóvil en el exterior se revela. Tengo frío, es invierno y la nieve no existe cubriendo el techo de mi hogar, las hojas se marchitan con rapidez y se desploman violentamente en dirección al suelo procediendo de manera sumamente silenciosa. Comúnmente, el clima es tan húmedo que siempre es palpable ante los sentidos de cualquiera que habite sobre una esfera habitualmente conocida como planeta.

Vuelve al techo mi mirada y cierro los ojos provocativamente buscando que pronto quede dormido, permanezco así algunos minutos sin obtener resultados cercanos a lo que busco y por tanto me levanto, voy a la cocina luego de haberme colocado una bata y unas pantuflas, me sirvo una taza con café americano y me siento sobre el comedor.

Miro el humo que emana de la taza negra y quedo estupefacto por la calma en la que existe, después de unos instantes y de manera misteriosa, recibo una ráfaga de viento helado que me hace erizar los cabellos de mi piel, volteo velozmente hacia la derecha y encuentro el problema, resulta que la puerta que da a la terraza no está cerrada del todo. Procedo a resolverlo lo antes posible y vuelvo a concentrarme en el enigma que yace dentro de aquel líquido tan oscuro y tan denso como aquello que busco entender. ¿Qué hay de malo?, no logro encontrar aquello que me logre enviar al sueño profundo donde al cuerpo finalmente le es permitido descansar.

Percibo mi casa vacía, sin un valor real del cual pueda disfrutar, poseo un auto que actualizo año con año, una gran casa con un gran patio, ornamentos por doquier, tengo nueve trajes iguales, un gran armario, tres baños para visitas, uno privado en el segundo piso, uno en mi habitación y otro más cerca de la piscina, mucha gente trabaja aquí; jardineros, plomeros, personal de limpieza, cocineros, entrenadores privados, mecánicos, electricistas, y demás.

Poseo también una caja fuerte donde reservo cosas de gran importancia como el dinero y documentos secretos de mi empresa, ¿no es eso lo que dicen que importa?, todo esto tengo para mí porque debía tenerlo, deseaba ser feliz, y esa fue la única forma que me enseñaron a serlo.

Ahora tomo un sorbo de mi café lentamente, me froto el cuello intentando quitar un poco la sensación de pesadez que tengo constantemente, me pregunto un millón de cosas que sé que jamás serán resueltas y sorbo mi bebida de nuevo, ésta vez un trago más grande, luego me encuentro molesto, la furia me invade el alma y se apodera de todo lo que alguna vez fui, de lo que pude ser.

La electricidad pronto se hace ausente y por lo mismo, todo se oscurece instantáneamente, la totalidad de los elementos que conforman mi casa quedan quietos, todas las ramas del suelo quedan intactas excepto una que escucho que se rompe luego de algunos segundos de que la luz eléctrica dejó de funcionar, temo que esta furia por fin se apodere de mi realidad y jamás pueda intentar remediarlo, temo que nunca he sido feliz, a que nunca lo sea…

Camino cauteloso hacia el balcón, me cuesta trabajo por el par de cubas que me tomé previamente al café, y veo un par de siluetas oscuras subiendo al techo, busco mi teléfono para llamar a la policía, pero está muerto como todo buen augurio que cualquier ser humano necesitaría en una situación como ésta. Escucho el impacto de un metal siendo golpeado con furia y extrañamente mis sentidos se aturden mientras desciendo al suelo sin compasión.

Una figura humana de un metro con aproximadamente noventa centímetros arrastra mi cuerpo inconsciente y lo ata con una cuerda firmemente… despierto en un contenedor con acabado liso, sigue sin funcionar la electricidad… escucho una riña entre dos sujetos lejos de mi posición actual y, un arma de fuego es activada previamente a algo o alguien que impacta estruendosamente sobre el piso laminado de cuatrocientos mil dólares el metro cuadrado…

– Muchos teólogos y académicos han considerado a la muerte como un escape, un plano de existencia alternativo que permite seguir viviendo y poseer una nueva posibilidad de elegir lo correcto, aunque en realidad algunos han considerado que nos encontramos dentro de un nudo de materia interestelar. Piensan que podría existir la posibilidad de que el alma migre a una nueva dimensión dentro de nuestro mundo, y otros más piensan que el alma vuelve a ser libre hasta que se encuentra con el cuerpo terrestre que elija y entonces vuelve a emerger con una nueva memoria, lo que me hace pensar; ¿habrá un número limitado de almas que bloquean las memorias anteriores a las vidas pasadas que poseyeron? -.

…La luz vuelve a funcionar… la cabeza me duele y trato de reconocer el sitio donde me hallo, enseguida una persona con una máscara gris oscuro con costuras negras y de aspecto robusto se aproxima, intento gritar desesperadamente, pero es inútil mi boca está amordazada con un trapo húmedo que a la vez me impide tomar aire de manera adecuada. El sujeto me ve y yo a él molesto, distingo unos ojos de aspecto quebradizos y una pupila exaltada. Me levanta tomando la cuerda que sujeta mi torso y me coloca en una silla sin que denote trabajo alguno.

Veo que posee un enojo mayor al mío, justamente de aquellos que no dan por casualidad, se quita los guantes que protegen sus manos y éstas poseen montones de cicatrices, ulteriormente un sonido es emitido desde dentro de su máscara (la frialdad de la risa que congela el eco de la habitación se siente aún más áspera que mi garganta. Se encuentra de pie frente a mí y me golpea iracundo con unos nudillos de metal varias veces, me cuesta mantener su ritmo y mis ojos están inflamados, me cuesta ver la brutalidad del suceso con tanta sangre corriendo sobre mi rostro, ya no me queda remordimiento, no puedo sentir tristeza o cualquier otro sentimiento, no pienso en mi familia, no pienso en mi éxito mucho menos en mi felicidad, solo quiero que termine pronto…

Así, en uno de sus últimos golpes, me derrumba de la silla y caigo al suelo cansado, no me puedo levantar, es más, ni siquiera lo intento. Al mismo tiempo el sujeto se retira la máscara y revela su identidad que me es imposible reconocer, se toma el tiempo para desatarme, luego se coloca sobre sus manos ensangrentadas unos guantes esterilizados, toma una película plástica y la presiona sobre mi rostro, rápidamente siento cómo se me escapa el aire y cómo me hace falta, comienzo a desesperarme por conseguir un poco más de oxígeno mientras mis extremidades golpetean el piso ferozmente, en sí todo mi cuerpo permanece en un estado de agitación incontrolable hasta que doy el último aliento de mi existencia y mi corazón se detiene fugazmente.

Siento cómo mi memoria me abandona, la fuerza de mis músculos desaparece gradualmente, mi visión ya atrofiada se afecta aún más, sí antes tuve dudas sobre la noche ahora enloquezco con la oscuridad que existe en mis párpados, dejo de respirar, lo siento, realmente noto cómo cada célula que me compone muere, y el dolor es insoportable hasta que…

Es de noche, me encuentro dentro de la cama esperando a que el sueño aparezca, veo en dirección a la ventana del cuarto y un haz de luz provocado por un automóvil en el exterior se revela. Tengo frío, es invierno y la nieve no existe cubriendo el techo de mi hogar, las hojas se marchitan con rapidez y se desploman violentamente en dirección al suelo procediendo de manera sumamente silenciosa…

 

Crimen de honor

Josué Vergara Alarcón, 29 de septiembre

Fundación S.K.Y., A.C.

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