Taller de Padres, 11 de febrero

Posted by on Jun 2, 2017 in Nuestros talleres | No Comments

Taller de Padres V 

Sábado 11 de febrero de 2017

Docente: Carolina Rodríguez

 

En la sesión del día de hoy se habló del tema de la responsabilidad y del compromiso con el taller, ya que se inició una hora después y tan sólo con dos personas; no obstante, conforme pasó el tiempo llegaron más participantes. Se revisó el mito de Heracles y las yeguas de Diómedes, como en cada taller se trabajó con la persona cuyo título fue el más votado.

 

Carolina le pidió a los padres que empezaran a moverse, asimismo les solicitó que se observaran a los ojos y que mencionaran lo que veían, algunos comentarios fueron: tristeza, esperanza, compasión, agresión, ternura abrumante, seguridad, confianza, aprecio, alegría, resentimiento.

Carolina: Vamos a empezar a caminar… Y vamos a pensar si estamos aquí por una obligación impuesta o porque realmente deseamos estar aquí… Si estoy obligado, qué es lo que me hace estar obligado o si deseo estar, qué es lo que me hace desearlo…. ¿Cómo se sienten al ser tan poquitos trabajando?…  ¿Qué  dice mi lenguaje no verbal a mis compañeros?… ¿Qué  diría el mensaje no verbal de los demás?, ¿qué  nos estaría diciendo sin palabras?… ¿Cuál sería la forma de lograr un cambio?, ¿cuál sería la forma de que la gente exprese con palabras y con hechos lo mismo?… ¿Por qué con palabras las personas dicen si estaré, pero con hechos dicen lo contrario… ¿Cómo podemos resolver esto?…

Después de la reflexión algunos comentarios fueron los siguientes: estamos aquí por nuestro hijo y eso involucra nuestro trabajo personal, hay un deseo por hacer lo necesario, es un compromiso y una obligación, considero que me gusta y lo he aprovechado; tenemos una obligación de mejorar la relación con nuestros hijos, ellos vienen a su taller y nosotros tenemos esta oportunidad para trabajar con nuestro costalito, que es lo que muchas veces evita que nuestros hijos sean completamente felices; yo estoy aquí porque es un compromiso que adquirí con mi hijo, lo siento por los que no aprovechan a cuatro profesionales, cuando salgo siempre me siento contenta de venir; yo estoy aquí por deseo, me doy cuenta que las personas le dan muy poco valor a lo que dicen.

Carolina: Yo estoy aquí por gusto, pero una parte de mi cuerpo no quisiera estar aquí, estoy agotada, mi corazón quiere estar aquí, mi deseo es que ojalá hubiera más talleres que ayudarán a los padres… A mí me hubiera encantado tener un espacio así… Mi deseo es darles una linterna, cuando no vienen me siento frustrada… ¿Cómo podríamos resolver esta situación?

Se comentó lo importante que es la participación de cada uno de los padres y de la necesidad de colaborar en el proceso de sus hijos, así como con el ser congruentes en lo que se dice y se hace, no sólo con las acciones, sino también por el ejemplo que se le da a los que nos rodean, específicamente hablando de los adolescentes. Se propuso que se genere un red de comunicación efectiva, es decir que cada uno de los padres se asegure de invitar y recordarle a alguna persona en específico del compromiso de asistir a los talleres.

Posteriormente, se revisó el mito de  Heracles y las yeguas de Diómedes:

 

Heracles debía para su octavo trabajo, apoderarse de cuatro yeguas salvajes del Rey Tracio, Diómedes, quien gobernaba a los belicosos bistones y cuyos establos, en la desaparecida ciudad de Tirida, eran el terror de la Tracia. Diómedes mantenía a las yeguas atadas con cadenas de hierro a unos pesebres de bronce y las alimentaba con la carne de sus huéspedes confiados.

Existen dos versiones de este mito:

Uno cuenta que Heracles se embarcó para Tracia y en el camino visitó a su amigo el rey Admeto de Feras; cuando llegó a Tirida, venció a los mozos de mulas de Diomedes y llevó las yeguas al mar, donde las dejó en una loma a cargo de Abdero, luego volvió para rechazar a los bistones que corrían en su persecución. Como los otros le superaban en número, los venció abriendo ingeniosamente un canal que hizo que el mar  inundase la llanura baja y cuando sus enemigos se dieron media vuelta y echaron a correr, él los persiguió; dejó aturdido a Diómedes con un golpe de su clava, arrastró su cuerpo alrededor del lago que se había formado y lo puso delante de sus yeguas, que desgarraron su carne todavía viva. Una vez aplacada por completo su hambre -pues durante la ausencia de Herácles habían devorado también a Abdero- las dominó sin mucha dificultad.

El otro señala que Abdero, aunque era natural de Opunte en Lócride, estaba al servicio de Diomedes, algunos dicen que era hijo de Hermes y otros que del amigo de Herácles, Menecio de Opunte y en consecuencia, hermano de Patroclo, el que murió en Troya. Después de fundar la ciudad de Abdera junto a la tumba de Abdero, Heracles se apoderó del carro de Diómedes y unció a él las yeguas, aunque hasta entonces no conocían el freno ni la brida, las condujo rápidamente a través de las montañas hasta Micenas, donde Euristeo las dedicó a Hera y las dejó en libertad en el monte Olimpo. Más tarde las devoraron las fieras; sin embargo, se sostiene que sus descendientes sobrevivieron hasta la guerra de Troya e inclusive hasta la época de Alejandro Magno.

Carolina: ¿Qué notan de diferencia con los otros trabajos y éste?

La respuesta general es que en este trabajo Heracles ya va tomando decisiones y para ayudar al otro.

Carolina: ¡Exactamente!, el ayudó, luchó con la muerte por ayudar a alguien, fue generoso… Es una diferencia muy importante, esta vez incorpora justicia y la reciprocidad… Ahora, vamos a cerrar los ojos, que la respiración sea de un color verde esmeralda, permitiendo que las articulaciones de los dedos se vayan soltando y relajando… Permitiendo que los pies caigan con todo su peso, igualmente con las pantorrillas y las rodillas… Permitan sus piernas se suelten agradablemente, suéltense y caigan sobre el peso, lleven su respiración a la columna vertebral, dense un masaje y lleguen a todos los músculos de la espalda, pecho y abdomen… Vamos a llevar esta respiración a los hombros, codos y muñecas, para que todo se vaya aflojando… Todos los músculos de la cara también estarán relajados y mientras estamos completamente relajados sentimos como flotamos en el espacio… Nos transportamos al espacio de la imaginación y vamos llegando y vamos a buscar a lo lejos el camino que nos lleve hacia las acciones justas, el camino que nos lleve  hacia el cuidado de nuestras partes femeninas y masculinas y van a ver dos caminos, cada uno va a elegir el que su sabiduría interna les pida… Cuando tengan el camino elegido van a ir sobre él y verán a lo lejos la casa con el título: justicia, cuidado o autocuidado, lentamente van a ir observando cómo es la casa por fuera, sus ventanales… Se aproximan y abren la puerta, en la primera estancia van a encontrar un libro rojo que tiene su nombre y van a abrir la primera página… ¿Qué necesitan llevarse de esa casa que no han tenido o no han vivido y que necesitan tomar?… ¿Por qué no lo han tenido?… Se van a permitir escribir, lo que necesitan llevarse que no he tenido de esta casa para poder estar mejor y crecer… Cuando tengan el nombre de lo que necesitan llevarse, van a permitirse tomar una foto y lentamente van saliendo de esa casa… Vamos a ir regresando del espacio de la imaginación para tomar contacto con el aquí y el ahora… En una hoja van a escribir el título del camino elegido y el dibujo de aquello que necesitan sea cuidado o justo.

Después de que los padres trabajaron en sus títulos y dibujos, Carolina les pidió que se levantaran y se colocaran uno frente al otro, enseñando su dibujo al compañero de enfrente. Algunos de los títulos fueron los siguientes: mayor sensibilidad y menos lógica; mi renacer; encontrarme; equilibrio; claridad. El título más votado fue Encontrame, así que se trabajó con la persona que lo dio; posteriormente  los padres compartieron lo que pasó en ellos al observar la intervención.

 

Algunas de las ideas compartidas hacia el final de la sesión fueron las que se muestran a continuación: A mí me movió esa parte de no saber expresar, a mi hijo sí le digo que lo quiero pero suelo ser rígido al expresarlo; yo soy muy expresiva, pero no le dedico mucho tiempo a mi hija; yo me volví muy dura, muy masculina en el sentido de que tenía que sacarlos adelante, fueron años de mucha rigidez y me di cuenta que necesitaban la parte sensible, quiero que ellos tengan sensibilidad, si nadie nos enseña a ser cariñosos tenemos que encontrar lugares y formas para hacerlo.

Carolina: Creo que es muy importante el equilibrio en los actos y las palabras amorosas con nuestros hijos, hay muchas maneras…

El taller concluyó con el ánimo de seguir trabajando y colaborando en grupo, con el deseo de seguir compartiendo experiencias y aprendizajes, buscando bienestar personal y familiar.

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