Fragmentación acristalada
Josué Vergara Alarcón
ZAHA HADID (1950- 2016)
Nació en Bagdad (Irak) en una familia de clase alta árabe sunni. Su padre Muhammad Hadid un político liberal y Wajiha al-Sabunji, su madre.
Educada en Bagdad, en una escuela regentada por monjas católicas francesas, y continuó parte de su educación secundaria en Suiza y Gran Bretaña. Regresó a Oriente Medio para estudiar Matemáticas en la Universidad Americana de Beirut entre 1968 y 1971. Después de obtener su título regresó a Londres para estudiar en la Architectural Association de Londres donde obtuvo su diploma (1977), fue alumna de Rem Koolhaas y de Elia Zenghelis, de los que posteriormente sería socia en Office for Metropolitan Architecture. En 1979, estableció su propio estudio en Londres. También dio clases hasta 1987 en la Architectural Association.
Falleció el 31 de marzo de 2016 a la edad de 65 años a causa de un ataque cardíaco en un hospital de Miami.
“Imaginemos una esfera que se encuentra en nuestras manos, luego a esa misma esfera la dejamos en caída libre y se estrella contra el piso, seguido de ello tomamos los fragmentos mientras se suspenden en el espacio y los recomponemos en una nueva figura”.
Así podría describir el trabajo que Hadid hizo en cada proyecto, explorando la totalidad de posibilidades que hay para cada proyecto, siempre pensando en generar una sensación inhabitual a la cotidiana en una casa, en una ciudad, renunciar a las líneas y proponiendo un volumen continuo que se estira en algunas partes, se ahueca en algunas otras o simplemente se tuerce.
“El diseño de lo imposible, porque yo todavía creo en lo imposible” (Zaha Hadid).
Me ha ocurrido algo sumamente curioso, al igual que a Hadid, siempre me ha gustado pensar en cosas imposibles… Me gusta pensar en cosas imposibles porque deseo volverlas posibles, aunque la fantasía y la ciencia ficción son una de mis muchas aficiones.
Cuando supe de Zaha Hadid, de inmediato me sentí atraído a su cometido, comprendí que no quería pensar como los demás, que jamás lo haría. No hay nadie que fuera tan atrevido, que se arriesgue como lo hizo ella, ni mucho menos quien fuera tan dedicada, hablando profesionalmente, pues no solo diseñaba una fachada sino que también el interior, las escaleras, la traza urbana paisajista , la continuidad entre una plataforma que se convertía en muro y posteriormente en una losa o entrepiso que al final del día se confundiría con la terraza del primer piso, la continuidad de una abstracción orgánica figurativa y monocromática, donde las sombras propias y proyectadas influían sobre las perspectivas como protagonistas del color. Simplemente interesante, de pies a cabeza. Además, fue la primer mujer que recibió el mayor reconocimiento que se puede obtener en cuanto a la arquitectura, el premio Pritzker (2004), equivalente a un premio Nobel y uno al cual todo arquitecto emprendedor y entusiasta aspira.
Para mí, Zaha Hadid es una figura de inspiración pura, ya que lleva las formas y funcionalidad a un nivel de creatividad sumamente curioso, y me ayuda a conservar la esperanza de que algo siempre puede ser real, cualquier cosa, si así uno lo quiere creer, todo está en la percepción, porque incluso un pez puede volar, de hecho todos podemos hacerlo, solo que el pensamiento es tan pesado que nos mantiene atados a la tierra sin una razón en particular.
Fragmentación acristalada
Josué Vergara Alarcón, 3 de abril
Fundación S.K.Y., A.C.
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