1988

Posted by on Jun 21, 2017 in Producción adolescente | No Comments

Josué Vergara Alarcón

 

Razonar puede ser indispensable para el desarrollo de todo sujeto y, sin embargo, el apocalíptico tiempo carcome los sueños, generando falsas expectativas sobre lo que significa vivir.

… Lo que podría llegar a ser… pero no es…

De igual forma, sabemos que con el paso del tiempo nos transformamos en sujetos más sabios a través de experiencias a un ritmo único e inimitable. El ser humano es en muchos modos la simple razón de sus acciones, ciertamente algunas se generan en conjunto, aunque en lo que a éstas últimas refiere, no existe un control neto sobre el cual dicho sujeto pudiera apoyarse para eximir sus responsabilidades sobre tal o cual acto, lo cual a su vez genera lo que llamamos impotencia, desesperanza, ilusión y todas las sensaciones derivadas de los posibles “será”, “quizá”, “no”, “si”, e igualmente de los “también”, “aunque”, “y luego”, entre otros.

Caminando en ésta madrugada de mayo solo pude pensar en una cosa –realmente he vivido muy a prisa-, me preocupa bastante, y a pesar de ello no puedo dar remedio alguno, me desgarra considerar que probablemente jamás logre detener el tiempo un par de minutos para simplemente tomar el ritmo que debería existir en la vida, en mi vida. ¿Por qué?, a cada instante me pregunto, y supongo que la mayoría de la sociedad lo piensa también, quizá sean demasiadas relaciones amorosas, muchas facetas erróneas o amistades falsas, demasiados eventos lúgubres seguramente…

…vaya que son tantos que incluso todo comienza a perder el sentido, lo único que me deja tomar un ritmo diferente son los proyectos cinematográficos, conocer otros mundos, otras historias, historias de personajes no necesariamente famosos, personajes que realmente puedan significar algo verídico (en lo que al arte corresponde), y así, pueda quizá, muy probablemente, conocer aquellas cosas que todavía son un enigma dentro de mí.

No sé si pensar demasiado invoca tantos paradigmas en mi cabeza, no termino de comprender cuán imaginativa es mi mente pues me lleva y me trae, me revuelca en múltiples galerías en las cuales se expone mi mayor vulnerabilidad.

Lo siento, es simplemente que no puedo dejar de relacionar múltiples sucesos a la vez, ¿por qué debemos?, ¿por qué no existe el; “puede ser”, para que realmente sea?, lo extraño demasiado, viajar en carretera, la música rodeándonos, la brisa del atardecer, las risas…

Naturalmente todo llega a un fin, aunque no esté totalmente identificado previamente, inclusive hay algunos que logran extender aquel todo, y se los juro que para nada en absoluto lo disfrutan. Extender un suceso, querer retrasar el fin de algo solo lo vuelve enfermizo, corrompe en cierto modo al alma y la hace andar sobre un camino inexistente y después cae aceleradamente e impacta con la verdad, con el sentido, ya quebrada por aquel o aquello se irá armando nuevamente poco a poco, pieza a pieza así sea diminuta alguna de ellas, pero no es que el tiempo lo provoque, de hecho, el tiempo jamás remedia nada, es el único con el poder de la eximición.

Solo, y únicamente si el corazón es lo bastante fuerte, el alma renacerá cíclica e infinitamente, el proceso durará un par de días o 7 años según haya sido su impacto, sin embargo, el ritmo al cual nos han acostumbrado nos obliga a interactuar con ella continuar la alborotada vida que nos caracteriza a la mayoría, aunque se encuentre rota, nuestro espíritu positivo permite que la velocidad en que nuestra alma procesa, sea mayormente veloz y así sea equivalente al tiempo apresurado.

Al concluir mis hipótesis hace un par de semanas, noté inexplicables sucesos de mi pasado que me llenan de sensaciones únicas, las he revivido todas cuantas veces lo he querido y ha sido magnífico en verdad, pero me llenan de melancolía la mayoría de ellas. Por un momento llegué a pensar que vivía en el pasado y olvidaba mi presente.

¿Cómo vivir si me siento ausente?, ¿cómo es hacer algo cuando simplemente no puedo tocar mis herramientas de trabajo?, las vestiduras que llevo puestas no parecen mías, no las siento como tal, es como falsificar tu propia firma, tiene sentido de algún modo, pero luego se piensa bien y se concluye de la misma forma, pero con ausencia de sentido.

¿será que no se tiene nada en realidad?, me pretendo equivocado ante la misma sombra que me persigue de hace tiempo, se pierde el control, lo difumina el sol conforme éste se aproxima a su culminación.

Son las doce del día y aún permanezco en cama, llevo puestas mis ojeras de tonalidad oscura, mi rostro posee una apariencia de espectro, piel que se vuelve pálida mientras el color natural de ésta se desprende con velocidad, la mirada perdida en la nada… cuando por fin me levanto del colchón camino torpemente al sanitario, choco con la puerta, la abro y caigo al piso recubierto por azulejo blanco, me arrastro a través de la habitación llegando al mueble que sostiene el lavamanos, tomo la arista del mismo y con gran esfuerzo me levanto, grito al sentir cómo se desgarran mis tendones en un mismo tiempo, pero resisto, me mantengo de pie y al fin veo un rostro desconocido que me observa a través de mi espejo, me quedo perplejo sin saber qué hace ahí, ¿cómo se adentró en el material reflejante? (digo para mis adentros mientras coloco mi mano sobre el espejo y me acerco), ¡sal de ahí!, grito desesperado, luego golpeo violentamente el marco que lo protege y éste provoca su rotura.

Se encajan en mis nudillos algunos de sus añicos y me desplomo, mi cabeza se dirige presurosa a su encuentro irremediable con el inodoro, luego todo se pone en pausa, me siento sofocado, ¿puedes escucharme?, grito…  por ti.

… el tiempo se reanuda aún más fugazmente e impacto rompiendo igualmente la cerámica del inodoro, los fragmentos yacen en lo profundo de mi cráneo, la sangre salpicada sobre las paredes y el piso toma un nuevo matiz rojizo.

Llueve sobre la ciudad como consecuencia, siempre he pensado que todo está interconectado de algún modo, todo llega programado para converger en determinado compás, con determinada nota musical, con o sin acentuación.

Más los vibratos… ésos solo tú los eliges.

 

1988

Josué Vergara Alarcón, 19 de mayo

Fundación S.K.Y., A.C.

Leave a Reply

You must be logged in to post a comment.