¿QUÉ MÁS VAMOS A RECONSTRUIR?
Josué Vergara Alarcón
Podría ser una coincidencia muy acertada, nos encontramos en el lugar y en el momento correcto, estuvimos e hicimos aquello que debíamos hacer, sin siquiera tener conocimiento de que así estaba estipulado muy dentro de nosotros. Fuimos sacudidos de un momento a otro, ningún ente vivo fue eximido de tal acontecimiento, ni debajo de la tierra ni sobre de ella, únicamente el cielo tuvo la oportunidad de no verse afectado. -Me siento sordo, dolido y desorientado al ver que mi ciudad se colapsa segundo a segundo-.
El suelo se compacta cuatro milímetros por año, yace un miedo colosal en la sociedad pues aquello que concierne a la mecánica de suelos y sus temas relacionados, nos mencionan un fenómeno que podría explicarse como un gran desconcierto entre algunas placas tectónicas, las cuales se guardan rencor desde hace más de sesenta años. Ellas se parecen en gran medida a nosotros, ya que mientras más nos quedamos callados, mientras más guardamos nuestros sentimientos y sensaciones, mayor será la acumulación de sentimientos encontrados, los cuales se sumarán unos con otros, inclusive los del pasado, los más pequeños al igual que los grandes, hasta el punto en que su huésped se encuentre sobresaturado, una vez que éste proceso se haya completado se seguirán acumulando tales sensaciones, el huésped comenzará a tornarse inestable y sensible ante cualquier cambio, lo cual provocará que la energía contenida dentro de él termine por colapsarlo en un momento instantáneo, generando una serie de acontecimientos catastróficos, tanto para él como para su entorno.
Nos considero vulnerables, nuestra vida es igual de frágil que la de cualquier especie animal o vegetal, no somos dueños de nada, ni de la materia artificial ni de la natural, somos afortunados por poseer la vida que a muchos seres se les niega, somos capaces de crear y mejorar, pero también de destruir y, éste último aspecto, en gran medida, se nos ha permitido perfeccionarlo en distintas magnitudes, tanto en ámbitos científicos como sociales, es una de las acciones mayormente practicadas por una mayoría poblacional de forma directa o indirecta, ya que no existe una cultura de creencias y hechos sólidos a través de la cual podamos regir nuestro comportamiento.
“Era un martes por la tarde, tomaba mi última clase del día en un segundo piso, todo parecía andar como siempre, una chica bajó los peldaños del aula graduada y dejó su tarea extemporánea sobre el pupitre de la profesora (normalmente en los entrepisos suele sentirse la onda expansiva de las vibraciones que son emitidas cuando una persona pisa moderadamente al caminar), pronto, dicha vibración se intensificó de manera notable en un instante, se escuchó como los marcos y las ventanas de la aula se atizaban mutuamente, una alarma sísmica fue activada posteriormente en toda la ciudad y de inmediato ésta misma se vio en un estado de caos por completo.
Salimos del aula con la mayor rapidez posible, mis compañeros gritaban con exasperación y corrían cuando mi mente y mi cuerpo se encontraban confundidos y desorientados, mientras recorría el pasillo volteé atrás y noté que a mí profesora le había caído una mampara de considerables dimensiones sobre su torso, unos compañeros cerca de ahí le auxiliaron y la cargaron fuera del edificio.
Corrimos torpemente a causa del gran movimiento de la tierra, todos tropezaban unos con otros, las columnas de metal se comenzaron a flexionar de forma preocupante según mi vista me advertía, sentía que toda mi vida quedaría asentada dentro de los restos del edificio, la desesperación creaba una aura densa y palpable, era tanta que no podría cuantificarse, se encontraba en todos lados, donde quiera que se volteara la mirada ahí estaba, asechándote.
Intenté comunicarme con mi familia y había notado que las redes de comunicación se encontraban saturadas, las vialidades estaban completamente obstruidas y se escuchaban automóviles de la policía, ambulancias por donde fuera que caminaras y un montón de seres vivos atónitos sin saber qué hacer con exactitud.
Llegué a mi casa después de haber caminado seis horas bajo el sol, verifiqué que mi familia estuviera bien y tomé mi bicicleta para ofrecer mi ayuda en las labores de rescate… nadie jamás podrá olvidar el gran momento en que sacaron a la primera persona de los escombros, generó una mayor esperanza entre las personas que yacían cansadas después de haber trabajado una cantidad extraordinaria de horas, definitivamente uno de los sucesos más importantes en mi vida, no creo olvidarlo a pesar de que se me diagnosticara amnesia.”
Estimo que mentalmente, al menos el ochenta por ciento de la población en la ciudad de México posee un trauma a causa del sismo, a pesar de que fue la minoría quien se vio afectada directamente. Considero que aún poseeremos replicas cognitivas del miedo provocado por sonidos emitidos por algún tipo de corneta fuera de lugar, aún nos preocuparemos ante cualquier movimiento no esperado con respecto al suelo que pisamos. La incertidumbre que surge después de tan desgarrador acontecimiento, hace propicio que la población en general comience a reinventar el suceso en variadas ocasiones y en algunos casos, que desarrolle cierto tipo de conflictos mentales. Es un aspecto que necesariamente todos tendremos que aprender a superar y entender que son sensaciones y pensamientos totalmente normales con respecto a este tipo de acontecimientos. ¡NO ESTAMOS LOCOS!
Desgraciadamente no todo está bien por el momento, hay cambios aparentes en lo que respecta al mercado inmobiliario, es cierto, pero no es más importante que el hecho de la necesidad de reconstruir una sociedad fragmentada, restaurar una moral que se ha ido perdiendo año con año por culpa de la corrupción o los intereses políticos.
Por más que considero normal mi comportamiento, existe algo dentro de mí que no me permite continuar, no puedo fingir que nada ha pasado y que soy feliz, no puedo mentirme de ese modo.
Todo ha cambiado en menos de 24 horas, inclusive después de un par de minutos un caos se desató sobre la ciudad, las vialidades, como se menciona anteriormente, congelaron su tiempo y el resto de nosotros continuaba envejeciendo, nadie que tuviera auto se movía más rápido que una persona a pie, siendo así nuestros pies el mejor medio de transporte.
Me reservo del mundo exterior buscando el consuelo igual de inexistente y apático que mi dolor, ¿cómo es posible entonces que mi memoria se haya atrofiado tanto?, pregunto mientras al mismo tiempo me recuesto sobre la acera y veo al cielo, ¿realmente soy capaz de hacer algo de utilidad frente a las enormes problemáticas suscitadas?, me levanto, no puedo quedarme quieto, mis compatriotas piden auxilio con gritos de desesperación y angustia, ellos me necesitan, lo siento, su angustia se me ha ido transmitiendo a todas mis extremidades. Sean fuertes, quédense positivos, es lo único que podrá salvarnos de la locura.
Un mexicano.
¿QUÉ MÁS VAMOS A RECONSTRUIR?
Josué Vergara Alarcón, 13 de octubre
Fundación S.K.Y., A.C.
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